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Palacio Belvedere

Aunque no es un palacio en todo su esplendor, como su nombre indica, el Palacio Belvedere posee una impresionante colección de pinturas imperiales. Ubicado en la calle Prinz-Eugen-Strasse 27, de Viena, en Austria, el conjunto artístico consta de los dos palacios (alto y bajo), convertidos en museo, y de otro llamado Schwarzenberg, transformado en hotel.
Su estilo barroco es llamativo. Del mismo modo, la galería austríaca de los siglos XIX y XX, ubicada en el piso superior, acoge obras conocidas, como por ejemplo, El Beso, de Gustav Klimt.
Algunos turistas que lo han visitado alegan que el palacio no es muy elegante en la decoración y que sus encantos se basan meramente en las colecciones de pintura, como si se tratara de un museo. Pero en honor a la verdad, no existe mejor forma de rescatar y mantener un edificio construido entre 1714 y 1723 que haciendo funciones de museo, y en las dimensiones que lo hace esto, pues mejor.

De local de fiestas a museo

La idea de la construcción, diseñada por Johann Lukas von Hildebrandt para el príncipe Eugenio de Saboya, fue un recinto para elaborar fiestas y así aumentar la popularidad del príncipe.
Después de cambiar sucesivamente de dueños, ahora asume las funciones mencionadas, con una gran afluencia de público. Es un lugar muy especial para los austríacos, ya que fue en el balcón del Belvedere alto dónde Austria fue declarada independiente al acabar la Segunda Guerra Mundial.
Algunas de las salas más importantes son la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol y el Salón de los Espejos, todos ellos dotados de un diseño barroco. Las espectaculares vistas que tiene el palacio de su jardín determinaron su nombre. Belvedere es un término arquitectónico italiano que significa “bella vista”.
Considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, resulta todo un símbolo en Austria. De hecho, las monedas de 20 céntimos austríacas tienen grabada la puerta del Belvedere en su reverso.