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Lago de Bled

El entorno en el que se ubica es bien pintoresco. Rodea la isla de Bled, la única isla natural de Eslovenia; sus aguas tocan por la parte norte las paredes del castillo medieval de Bled; le agregan atractivos hermosos bosques y montañas; y posee tranquilas aguas, especiales para la práctica del remo.

Hoy el Lago de Bled resulta uno de los lagos más bellos y turísticos de Eslovenia. Posee una longitud de 2.120 metros y su anchura es de 1.380 metros. Sobre el nivel del mar está a unos 475 metros y su profundidad máxima es de 30,6 metros. La isla que contiene está poblada por varios edificios, entre ellos la iglesia de la Asunción de María, construida en el siglo XV, por la que se deben subir 99 escaleras para llegar a ella.

Ubicado a 35 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Ljubljana y a 55 km de la capital, Liubliana, es un lago excelente para la práctica del remo. De hecho, en él se ha organizado el Campeonato mundial de Remo en los años 1966, 1979, 1989 y 2011.

Un buen lugar para perderse

En invierno el lago se congela, pero en las otras temporadas es usual ver pequeños barcos de madera llevando turistas. El castillo del mismo nombre, construido en el año 1011 para ser el más antiguo del país, vigila el lago sobre la cima de un acantilado de 130 metros de altura, todo un espectáculo visual. Igualmente, en los bosques circundantes hay varios castillos e iglesias. Y es que por su agradable clima, Bled siempre ha sido un importante centro de recreo y salud, constantemente visitada desde antaño por la aristocracia europea.

El origen glaciar del lago le posibilita un azul increíble, el que puede variar su intensidad en dependencia del ángulo y de la distancia desde donde se mire. Por ello, abundan los curiosos que aspiran a conocer sus encantadoras aguas.